Por el Aborto Cero llegamos a San Fernando

En Cádiz visitaron la Catedral y fueron recibidos en el Ayuntamiento, en ausencia de la alcaldesa, por el concejal delegado de Educación, Pablo Chaves, que conversó con los jóvenes, escuchándolos, y mostrando todo su apoyo personal a la iniciativa CrossRoads, y a Derecho A Vivir. Se mostró muy de acuerdo con el objetivo del Aborto Cero, y quedó en comunicar a Teófila Martínez, alcaldesa y diputada nacional, todas sus peticiones en el trámite parlamentario de la nueva Ley de protección del no nacido, y tener con ella una futura reunión. Así mismo, se ofreció a colaborar con Derecho A Vivir en todo tipo de iniciativas educativas y culturales en defensa de la vida, en la capital de la provincia.

 

Por la tarde, en la Iglesia Mayor, intervinieron en la Misa explicando el motivo de su peregrinación, y a las 21 hs. se celebró un Rosario público, donde se pidió por el fin del aborto y por una nueva ley que no decrete la pena de muerte a los discapacitados.

 

Un rosario especialmente emotivo, pues se desarrolló en un ambiente festivo y juvenil, y contamos con la presencia de Joaquín, un niño síndrome de Down que testimoniaba el valor de lo que defendemos.

 

Realmente, estos jóvenes no conocen límites… Hacen kilómetros… Rezan… Dan testimonios…

 

Hablan con la gente… Duermen en el suelo, si es que alguna parroquia o ayuntamiento les acoje… Comen lo que les dan… y lo pasan genial, entre bromas, risas, alegría y un espíritu que contrasta con ese otro de los abortistas y las caras agrias…

 

Fueron por el Camino de Santiago en su tramo gaditano, y todo el Parque Natural de Los Toruños, hasta llegar al Puerto de Santa María, donde rezaron en el sitio más cruel y dramático de estos alrededores: el abortorio Poliplaning. Un lugar de muerte en el que ellos pusieron la inocencia, la pureza, la vida… A pesar de ser increpados por algunos que pasaron.

 

Ya por la tarde adoraron a Jesucristo en la Eucaristía, rezaron vísperas y celebraron la Misa en la Parroquia del Santo Cristo, lugar donde fueron acogidos dos días por el P. Rafael Pinto.

 

Toda una estela de vida, emoción y juventud. Nos han enseñado el camino de la defensa de la vida: oración, sacrificio y activismo público.A nosotros nos queda ahora seguirles, no a Santiago de Compostela quizás, pero si en nuesta ciudad, para defender lo más básico: el derecho a vivir.

Damos las gracias a Pedro A. Mejías por hacernos esta gran crónica.